Si antes del 2007 Estados Unidos era demasiado grande para caer, hoy su problema fiscal es de tales dimensiones que la frase “ too big to fall ” perdió sentido.
Incluso, luego de que se lograra en el Congreso una solución parcial al riesgo de cese de pagos o default , el plan no permite despejar el escenario más allá de la frontera del 1 de enero del 2013.
Esto significa que, de ahora en adelante, hay que anticipar un Estados Unidos con un muy bajo crecimiento, una deuda elevada,
un desempleo aún alto, con consumidores desconfiados y que tendrá que aplicar a la fuerza fuertes restricciones de gasto.La que fuera la economía más grande del mundo, hoy soporta un endeudamiento de más del 70% de su Producto Interno Bruto (PIB). En el 2010, el Fondo Monetario Internacional (FMI) la colocó en el puesto número 12 en el ranking de las naciones con las deudas más grandes del mundo.
Esa nación está enfrentando un problema de Tercer Mundo, de donde no le será fácil salir. Pese a los esfuerzos de control de gastos, que lograron reducir el ritmo de crecimiento del déficit fiscal, el riesgo por el alto endeudamiento no se esfumará en el corto plazo, debido a que los bajos ritmos de crecimiento de esa economía (2,5% al 2011, y 2,7% al 2012), no lo permitirán.
Adicionalmente, los recortes de su presupuesto, acordados en el Congreso, y el hecho de que el consumidor estadounidense ahora está comprando menos y ahorrando más, ponen más piedras en el camino de una recuperación vigorosa en el el futuro.
De hecho, el crecimiento en el consumo estadounidense es negativo. De abril a junio, el consumo de bienes cayó un 1,3%; el de bienes con vida útil superior a tres años un 4,4%, y el de servicios subió apenas un 0,8%.
A lo anterior se suma que el Gobierno estadounidense posiblemente enfrente mayores costos para financiar su deuda, la cual está siendo percibida con un riesgo mayor.
Percepción de riesgo
El acuerdo alcanzado el 2 de agosto anterior en el Congreso estadounidense despejó por un año y medio los temores de no pago , pero para los inversionistas y para los países que mantienen una parte importante de sus riquezas invertidas en esos valores, la solución al 2013 es limitada.
En consecuencia, los bonos del Tesoro no serán percibidos por el mercado como de cero riesgo.
Ello se hizo evidente en el comportamiento de los índices bursátiles del mundo en los últimos días, los cuales tocaron mínimos, pues no reaccionaron de forma muy positiva al acuerdo para elevar el techo de la deuda, que hizo el 1 de agosto el presidente Barak Obama.
En consecuencia, es esperable un ajuste en los rendimientos de los bonos del Tesoro, aunque tardarán en concretarse debido a la política monetaria ultraexpansiva de la Reserva Federal, según opinó Adriana Rodríguez, jefa de estrategia de inversiones de Grupo Bursátil Aldesa.
A la fecha, los intereses siguen muy bajos (0,2% a tres meses).
Solo cuando se logre tener certeza de que Estados Unidos podrá implementar los recortes previstos en su presupuesto, la percepción en los mercados podría mejorar.
De momento, el nerviosismo de los inversionistas se mantiene y afecta a sus principales acreedores como China, que mantiene invertido en bonos del Tesoro cerca de $1,16 billones, de un total de reservas en dólares estimadas en $3,2 billones.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos cita entre sus principales acreedores extranjeros, además, a Japón, con $912.400 millones; Reino Unido, con $346.500 millones; Brasil, con $211.400 millones; a diversos bancos del Caribe, países exportadores de petróleo, Canadá, Hong Kong, Rusia y Suiza.
Incluso, dentro de Estados Unidos está invertido casi el 70% del total de la deuda, la cual se reparte entre fondos de inversión, bancos privados, fondos de pensiones, fondos de seguridad social e inversionistas.
En el caso de Costa Rica, aunque es complejo estimar la cantidad de ahorro nacional invertidos en estos instrumentos, sí se conoce que el Banco Central mantiene el 25% de sus reservas colocados en estos títulos.
El presidente de la entidad, Rodrigo Bolaños, confirmó que el país buscará diversificar ese riesgo tratando de invertir más en bonos emitidos en otras plazas.
Lo anterior es consecuencia de que hoy toda inversión en bonos del Tesoro tienen una perspectiva de riesgo negativa entre las calificadoras de riesgo.
Incluso, Standard & Poor’s, que ya había bajado dicho perspectiva en abril pasado, degradó la nota de la deuda de Estados Unidos, por primera vez en su historia, de “AAA” a “AA+”, el viernes 5 de agosto pasado.
Contagioso EE. UU.
El problema es que, pese a que Estados Unidos ya no es la economía pujante de hace tres años, ni un socio comercial prometedor, sigue afectando de forma directa el desempeño del mundo.
Este país mantiene, según el FMI en su informe de julio anterior, un efecto de contagio singularmente importante, a través de las vinculaciones financieras y del comercio.
Este país, por ejemplo, pudo haber alentado una acumulación excesiva de riesgos, a través a sus bajas tasas de interés, afectando los flujos internacionales de capital y agravado las presiones inflacionarias mundiales.
Ese efecto es principalmente importante para países como los centroamericanos, que dependen de sus inversiones y consumo.
En Costa Rica, el 40% del comercio exterior está estrechamente ligado a Estados Unidos. El comercio trasfronterizo representa el 21% del PIB nacional.
A favor de aquella economía, sin embargo, pesa el hecho de que sigue siendo una de las más innovadoras y competitivas del globo, lo que es garantía de que habrá una recuperación, pero a un ritmo prudente y menos alocado, algo que ya deben tener apuntado países como el nuestro.
Riesgo latente
Para evitar el cese de pagos, se aumentó el tope de la deuda de Estados Unidos, permitiéndole asumir más compromisos, una acción que ni siquiera era opcional, ni tampoco excepcional.
Extensiones de este tipo se habían tomado en más de 70 veces en las últimas décadas, y 10 veces en los últimos 10 años.
Los ojos se mantendrán en la capacidad estadounidense de evitar mayores endeudamientos, so pena de que el riesgo de no pago regrese a la vuelta de 18 meses.
El economista Wálter Chinchilla, de Pymeconomía, recordó que un default en Estados Unidos haría que los mercados exijan rendimientos elevados a la deuda en dólares; habría ocasionado un traslado masivo a otras monedas por lo que caería el valor del dólar.
Además, Estados Unidos reduciría gastos trayendo abajo las importaciones, y los países dependientes, como Costa Rica, verían sus ingresos por exportaciones disminuir aceleradamente.
El acuerdo aprobado por el Congreso de Estados Unidos el 2 de agosto, elevó el techo de la deuda, fijado en $14,3 billones, en $2,4 billones más, algo que permitiría a Estados Unidos hacer frente al pago de sus obligaciones con los inversionistas hasta el 2013.
Además, prevé que los recortes de gastos a lo largo de una década deben alcanzar los $2,4 billones. Todo se realizará en dos etapas. En la primera fase, se recortarán $917.000 millones y se elevará otro tanto el techo de la deuda. De forma paralela, se crea una comisión legislativa que recomendará la segunda fase de recortes por $1,5 billones.
Si el Congreso rechaza las recomendaciones que haga la comisión, se aplicarían recortes automáticos que afectarían los presupuestos de defensa y programas sociales.
Fuente Archivo EF.