La histórica rebaja de la calificación crediticia de Estados Unidos ha cerrado una semana negra en los mercados financieros internacionales, lastrados por el temor a una desaceleración económica global y la crisis de la deuda en Europa.
Cinco días después del acuerdo de última hora y con "forceps" alcanzado entre la Casa Blanca y los republicanos y demócratas del Congreso para elevar el techo de la deuda del Gobierno de EEUU -que estaba en 14,29 billones de dólares y evitar un impago,
la agencia de calificación S&P cumplió ayer su advertencia.
Por primera vez en la historia, la calificadora despojó a la primera economía mundial de su máxima nota (AAA) y la dejó en AA+, al criticar los bloqueos políticos en EEUU y la insuficiencia del plan de recortes acordado, y amenazó con degradar de nuevo la nota en el futuro.
Los rumores de que Standard and Poor's (S&P) se disponía a asestar este golpe -las otras dos agencias, Moody's y Fitch, mantienen por ahora la nota AAA- habían circulado el viernes en los mercados, que ya estaban cerrados cuando se anunció la degradación.
Habrá que esperar al lunes para ver la reacción de los mercados a una medida que, entre otros efectos, puede presionar al alza los tipos de interés en EEUU, precisamente en un momento de vulnerabilidad económica.
Una desaceleración ilustrada por la caída conocida esta semana de la actividad manufacturera y de servicios y del consumo en EEUU. Pero la tasa de desempleo bajó una décima, al 9,1 %, en julio.
Desde China, el principal acreedor de EEUU, se exigió hoy a Washington que actúe para corregir los problemas estructurales de su deuda e incluso se abogó por una nueva moneda de reserva "estable" como alternativa al dólar. Por el contrario, Francia expresó su "plena confianza en la solidez" de la economía de EEUU.
A la espera de adelantar quizás su reunión prevista inicialmente para septiembre, los ministros de Finanzas y banqueros centrales del G-7 planean abordar este fin de semana en una teleconferencia la crisis de la deuda europea y la rebaja de la nota de EEUU tras la peor semana bursátil en Europa y EEUU desde 2008 ó 2009.
En Wall Street, cuyos principales índices se desplomaron entre un 4 y 5 % el jueves, el Dow Jones cerró ayer con un repunte de medio punto y un retroceso semanal del 5,75 %, la peor caída desde marzo de 2009. El S&P 500 cayó un 7,19 % semanal y el Nasdaq, un 8,13 %.
Entre las bolsas europeas, la de Italia lideró las caídas semanales con un 13,1 %, seguida de Alemania (12,8 %), Francia (10,7 %), España (9,9 %) y Londres (9,7 %). El Euro Stoxx 50 cayó un 11 %.
Los inversores se refugiaron en el oro, que marcó nuevos récords (más de 1.680 dólares la onza), el franco suizo (el banco central helvético recortó los tipos de interés para cortar la apreciación de su moneda), y el bono alemán, cuyo tipo de interés cayó a mínimos.
Por el contrario, las primas de riesgo española e italiana tocaron máximos en la era del euro (más de 400 puntos básicos), al pasar a ser los dos países nuevos blancos en los mercados de deuda.
Al cierre del viernes, ambas primas quedaron en menos de 375 puntos básicos, entre rumores de que el Banco Central Europeo (BCE) podía comprar deuda pública de los dos países. Por primera vez desde mayo de 2010, la prima de riesgo italiana superaba a la española.
Ante la señal de que se estrechaba el cerco al corazón de la zona euro, se multiplicaron los contactos telefónicos entre dirigentes europeos, como los de Alemania, Francia, España, Italia y el Reino Unido, sobre cómo prevenir el contagio.
Coincidieron en que había que aplicar cuanto antes los acuerdos del 21 de julio sobre el segundo rescate de Grecia y los nuevos poderes de intervención del fondo europeo de rescate.
Mientras tanto, se espera que el BCE compre deuda italiana y española en el mercado secundario para rebajar la presión. Después de que su presidente, Jean-Claude Trichet, desvelara el jueves que se reanudaban las adquisiciones de deuda pública por primera vez desde marzo, se han centrado en bonos irlandeses y portugueses.
Ayer, Italia anunció nuevas reformas y adelantó un año, a 2013, la meta del equilibrio presupuestario para aplacar a los mercados, ya que, según el ministro Umberto Bossi, el BCE ha prometido comprar deuda pública italiana si Roma acelera su plan de ajuste.
El BCE, que mantuvo el jueves los tipos de interés en el 1,5 %, fue criticado por su actuación. Y Berlín arremetió contra el jefe de la Comisión Europea por pedir la ampliación del fondo de rescate.
EFE