Casi 230 millones de personas viven en Brasil y Colombia, lo que equivale a más del 60 por ciento de la población total de América del Sur o a la suma de los habitantes de España, Francia, Alemania e Italia. Con costas sobre el Océano Atlántico y abundantes recursos naturales, las dos naciones tienen un extenso camino por recorrer en materia de integración económica.
El comercio bilateral entre Colombia y Brasil mostró un auge en años recientes hasta llegar a 3.000 millones de dólares, pero existe un potencial enorme de crecimiento si ambos países abordan cuellos de botella como los costos logísticos y las barreras arancelarias.
Según el Departamento de Integración del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las dos naciones pueden fortalecer sus lazos sobre todo porque son vecinos y complementarios.
A la vez, están separados por el idioma y la región amazónica, que cubre la frontera de 1.950 kilómetros, constituyendo un desafío para impulsar la integración y
las relaciones comerciales.
A pesar de su reciente dinamismo, en 2010 el comercio bilateral sólo alcanzó 0,7 por ciento del comercio total de ambos países, de acuerdo con el estudio.
La falta de infraestructura física que los conecte es un importante factor que impide un mayor intercambio bilateral. Brasil y Colombia, por ejemplo, suelen usar más la vía marítima para intercambiar mercaderías. En contraste, Brasil y Argentina suelen utilizar mucho más el transporte terrestre.
De hecho, para exportar de Colombia a Brasil, los empresarios colombianos deben pagar costos de flete equivalentes a los que pagan para exportar a Canadá, según indica el BID. Asimismo, los costos de flete de Brasil a Colombia también son muy elevados, advierte el informe.
No sólo el comercio es la clave para unir a Brasil y Colombia. El BID es consciente de que se necesitan también proyectos de transporte, infraestructura, energía e investigación científica y la participación de la empresa privada para aprovechar esta oportunidad y el potencial.
"El análisis de la integración comercial entre Brasil y Colombia en las últimas décadas sugiere que el momento es oportuno para que el entusiasmo oficial se transforme en medidas concretas de profundización de la relación", aseguró Luis Alberto Moreno, presidente del BID, quien lideró un foro en Bogotá para analizar este potencial.
Un oasis en la región
El auge de los flujos Sur-Sur, ya no son sólo comerciales, sino también financieros e industriales. Eso es lo que dice Moreno sobre las alternativas de negocio existentes entre las dos naciones.
Y añade que junto con los tigres asiáticos y el elefante indio, "nuestras economías (que son los pumas y jaguares de la Amazonia) son el nuevo motor del crecimiento de la economía mundial".
"Tenemos en la región 25 por ciento de la tierra arable del planeta, 10 por ciento de las reservas de petróleo y 40 por ciento de las de cobre y plata", dijo Moreno.
Mauricio Cárdenas Santamaría, director para América Latina del Instituto Brookings, asegura que en medio de tanto caos e incertidumbre de las economías desarrolladas, Brasil es un "oasis" económico al que hay que tener en cuenta a la hora de hacer negocios y buscar inversiones.
En su concepto, las posibilidades de hermanamiento son tan grandes como la misma Amazonia que los separa. Pero ya se han dado los primeros pasos: la fusión de las bolsas de Colombia y Sao Paulo está en ciernes; Petrobras invertirá 420 millones de dólares en Colombia en los próximos cinco años; Germán Efromovich (empresario brasileño dueño de Avianca) hará inversiones por 200 millones de dólares en varios sectores. Además, también están aquí presentes Murilo Ferreira de Vale, Jorge Gerdau, Marcelo Odebrecht y Guilherme Leal de Natura, entre otras firmas.
Por su parte, Interconexión Eléctrica (ISA), mantiene inversiones cuantiosas en la infraestructura con que cuenta en ese país, además de que el Grupo Carvajal tiene a esta nación como uno de sus focos de desarrollo.
De igual forma, empresas colombianas como Interbolsa y Quala, entre muchas otras, están apostando a la expansión por territorio brasileño. "Uno de los aspectos que debemos aprovechar es la experiencia agrícola que ellos tienen. Si queremos fortalecernos como potencia en este sector, debemos aprender de los brasileños, que se convirtieron en expertos", afirma Cárdenas Santamaría, al reconocer que por ahora la mayoría de las inversiones del país vecino son en la minería y en los hidrocarburos.
Buen crecimiento
Para Alberto Bernal-León, jefe de Mercados Emergentes de la firma Bulltick Capital Markets, la relación comercial es entre las dos naciones siempre ha sido buena.
La fórmula que plantea el analista para ampliar los lazos es mantener las políticas que están haciendo que la inversión brasileña siga fluyendo al país.
Y el ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry Garzón, sostiene que los indicadores fiscales y financieros de los dos países son robustos y eso se debe capitalizar.
"Estas son dos economías que están creciendo a un ritmo muy dinámico cuando los países desarrollados están amenazados y se ven con declives muy elevados", dice el ministro.
Brasil ya le ha mostrado al mundo los milagros que pueden ocurrir cuando se combina la estabilidad macroeconómica y la apertura comercial con políticas sociales progresistas. Ese modelo lo implementa Colombia para que estas dos naciones Jaguares y Pumas como los llama el BID, sean los dinamizadores de las economías latinoamericana y mundial.